Las mujeres son uno de los grupos que enfrentan mayor vulnerabilidad en épocas de crisis. El confinamiento, resultado de la pandemia del COVID-19 ha agravado esta situación aún más. Sin embargo, no todo son malas noticias. Los retos de esta pandemia han también agudizado la capacidad de liderazgo resiliente de las mujeres emprendedoras y sus habilidades para recuperarse y reinventarse en época de crisis.
Las mujeres lideran tres de cada cinco pequeñas y medianas empresas que se abren en México y las empresarias aportan el 37% al Producto Interno Bruto, según datos del INEGI.
A pesar de la fuerte representación de las mujeres en la economía del país, las condiciones que enfrentamos nos dejan en desventaja frente a los hombres. Las mexicanas dedicamos cuatro horas diarias más a las tareas domésticas y el cuidado de la familia, que los hombres. Es decir, para una mujer encontrar un balance entre la vida personal y profesional es casi imposible. Esto sin mencionar el valor económico del trabajo no remunerado que llega a alcanzar hasta los 4.4. billones de pesos, según INEGI.
Para una mujer, establecer una empresa en México es también un reto más grande que para un hombre. Según la OCDE (2019) las mujeres operan negocios con niveles más bajos de capitalización y dependen más del autofinanciamiento. Muchas mujeres dependen del financiamiento interno y a veces, tienen pequeñas reservas financieras.
Aunado a estas circunstancias, el COVID-19 ha tenido implicaciones inmediatas para las emprendedoras y su capacidad de financiamiento. Las mujeres empresarias corren un mayor riesgo de tener que cerrar durante períodos prolongados, con ingresos sustancialmente reducidos o nulos. Más del 50% de las pequeñas y medianas empresas de los países que pertenecen a la OCDE ya han perdido ingresos relevantes que los ponen en riego de quebrar dentro de los siguientes tres meses.
Una mujer destina más del 70% de sus ganancias para su comunidad y su familia, mientras que los hombres sólo invierten entre 30% y 40% de sus recursos de esta forma. Cuando una mujer deja de percibir este ingreso rompe este círculo virtuoso, que es vital para la economía, razón por la cual en VIWALA invertimos solo en mujeres y queremos fortalecerlas en estos momentos de crisis.
El INEGI levantó una encuesta recientemente para evaluar el impacto del COVID-19 en la actividad económica (ECOVID-IE) en donde evidenció que “los negocios de las mujeres durante el periodo de distanciamiento social enfrentan más problemas que los de los hombres. El 76.7% de los negocios propiedad de los hombres enfrentaron problemas contra un 86.2% en el caso de las mujeres. Los negocios de los hombres afectados por el COVID-19 fueron 39.3% contra 44.9% de los negocios de las mujeres; en cuanto a la falta de clientes el porcentaje de negocios de los hombres fue de 31.7% y el de las mujeres 34.5%, y en otra clase de problemas, los negocios de los hombres reportaron un porcentaje de 5.8 y los de las mujeres de 6.8 por ciento”.
A pesar de la situación de desigualdad y de las dificultades que enfrentamos para emprender, existe evidencia de que las mujeres fracasan menos que los hombres. Y ésta es también mi experiencia. He dedicado más de 15 años a trabajar con mujeres empresarias y he visto cómo su tenacidad, constancia y esfuerzo las ha llevado al éxito. Pero no solo esto. Las mujeres trabajan con una fuerte motivación y creatividad, resultado de la necesidad de salir adelante, mejorar su calidad de vida y darle mejores oportunidades a sus hijos. También he visto gran dedicación y enfoque en los detalles que a menudo se refleja en la calidad del producto. Por supuesto, esto no es exclusivo de las mujeres, sin embargo, estas cualidades han sido más evidentes como factor de éxito en las mujeres empresarias.
Ante las medidas de confinamiento que hemos experimentado en los últimos meses he podido identificar algunas prácticas con las que mujeres empresarias han enfrentado esta crisis y cómo han utilizado su liderazgo resiliente para fortalecerse. Aquí les dejo mis cinco estrategias para recuperarse y reinventarse en época de crisis:
- Tomar decisiones con empatía y firmeza. Aunque parezca un poco contradictorio, considero que para los negocios estas dos cualidades en balance son fundamentales. Al enfrentar una crisis es indispensable la capacidad para ponerse en los zapatos de tus clientes, proveedores y especialmente de tu equipo de trabajo. Y con esta perspectiva tomar decisiones firmes y racionales enfocadas en el éxito de la empresa.
- Definir prioridades. Durante una crisis hay que estar dispuestos a arriesgar y por consecuencia a perder. Sin embargo, es esencial tener muy claro qué somos capaces de perder y qué no. Identificar esas dos o tres prioridades ayudará a definir el rumbo de la toma de decisiones.
- Identificar oportunidades. Una crisis económica no significa que las necesidades del cliente han desaparecido. Es un buen momento para reinventarse y ofrecer productos y servicios que no habíamos identificado antes a través de plataformas online, o simplemente adaptadas a nuestra “nueva” realidad.
- Fortalecer la transparencia y comunicación. En época de crisis es común ver cómo las funciones de comunicación dentro de la empresa pasan a un segundo plano. Un líder resiliente prioriza la comunicación y la claridad de la situación con su equipo de trabajo, clientes y proveedores. Compartir información ayuda a encontrar oportunidades para superar las dificultades.
- Ser más ágiles, flexibles y adaptables. Esta pandemia nos ha dejado en una situación de absoluta incertidumbre. Nuestras decisiones probablemente tengan que cambiar de un día para otro o nuestra estrategia tenga que adaptarse a las “nuevas” circunstancias. Es momento de mantenernos constantemente creativos, proactivos y ágiles para poder aprovechar las oportunidades que nos brinde esta crisis.
Mi anhelo es que en algunos años podamos voltear para atrás y agradecer que vivimos una mejor realidad gracias a los aprendizajes de esta terrible pandemia.